Bright: Un bodrio de Orcos y Policías

Todos conocemos a los Orcos. Esas desagradables y asquerosas criaturas que le hacían difícil el camino a Frodo en su travesía por la Tierra Media que se narra en El Señor de los Anillos. Y pese a no pertenecer úncamente al legendarium de Tolkien, la imagen que tenemos de los orcos es por lo general malvada.

Ahora imagina uno de estos seres convertido en policía de los Ángeles, patrullando las calles y lidiando con pandillas de chicanos y seres mágicos que perturban el orden público.

En un mundo moderno, dónde conviven humanos, elfos y orcos, Daryl Ward (Will Smith) es un policía de los Ángeles al que se la ha sido asignado un nuevo compañero: Nick Jakoby (Joel Edgerton), el primer orco en unirse a las fuerzas policiales. Los orcos han sido despreciados por miles de años por unirse a un "Señor Oscuro" en turno (no es Sauron, ni empiecen), por ende este elemento marca una tensa relación entre Ward y Jakoby. Un día, para su desgracia, reciben un llamado de un edificio y se involucran en una lucha entre el bien y el mal (una de esas profecías, como suelen llamarlas), y nuestros héroes se ven obligados a proteger una varita mágica, una elfa llamada Tikka.

Esta es básicamente la premisa de BRIGHT, la nueva apuesta de NETFLIX que fue dirigida por David Ayer (el mismo de Suicide Squad). Y aunque el material parece interesante y por demás prometedor, termina por no cumplir con las expectativas.

Uno de los principales problemas de la película es que busca abarcar demasiado temas en tan poco tiempo, y por ende no desarrolla bien los puntos y termina estropeando al resto de la trama, sin una coherencia al final.

Otro problema es la comedia, la búsqueda forzada de esta y los diálogos mediocres "intento" de Arma Mortal. Pese a que Will Smith y Joel Edgerton, tienen una muy buena química y actuación, son vencidos por la trama sosa y varios giros argumentales realmente innecesarios.

BRIGHT pretende hacer comentarios sobre la actualidad socio-política norteamericana en una época sensible al tema, pero lo hace con tal superficialidad que sus simplificaciones rayan en el insulto y el racismo. La principal ofensa es la idea de los orcos como representante único de todas las minorías raciales, frecuentes víctimas de discriminación y violencia policial.

Así entonces, BRIGHT termina siendo un bodrio de orcos y policías, que pese a las malas críticas, ya tiene luz verde para una segunda parte.